Las circunstancias parecen favorecer un cambio de aires del director de “El Larguero”, su fichaje por Onda Cero y su relevo generacional en la SER
“El Larguero” se estudia en las universidades como caso de éxito
Hace casi treinta años que en las noches de la Cadena SER, allá por la medianoche (hora de grandes programas en la historia de esta cadena de radio) suena una canción de Benito Moreno que han tarareado, con desigual fortuna, millones de oyentes. Una canción que, allá por los inicios de “El Larguero”, cuando un joven José Ramón de la Morena se la propuso a su jefe, Alfredo Relaño, hubo sus más y sus menos a la hora de darla por buena. Pero es que aquel joven de pueblo, de Brunete (Madrid), que estaba a punto de cumplir los treinta y tres años cuando comenzó el programa, iba a revolucionar las noches deportivas de la radio española. Y apostaron por él, especialmente Augusto Delkáder, el nombre providencial que llegó a Gran Vía 32, procedente de Miguel Yuste 40, donde se encontraba ‘El País’, sin tener ni idea de radio. Pero tenía el olfato de un elefante africano (que poseen casi dos mil genes olfativos receptores, y les convierten en animales con un sentido del olfato cinco veces más desarrollado que el de los seres humanos). Éste era, y seguirá siendo, Delkáder.
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Nuestros gestos descubren muchos más secretos que nuestras palabras |
Cuando “El Larguero” echó a andar faltaban tres temporadas para que Prisa absorbiera Antena 3 de Radio. O sea, para que José María García, el entonces ‘rey de las noches deportivas’, se quedara en el paro. Él fue, como Antonio Herrero y Luis Herrero, entre otros, uno de los que decidió poner tierra de por medio con el nuevo dueño, Prisa, liquidar y marcharse a la Cope, que les recibió (a él y a Antonio Herrero) con los brazos abiertos. Les llegaba un rey destronado, en busca de un nuevo reino y los obispos estaban dispuestos, y encantados, de proporcionárselo. García tenía 45 años cuando el “advenedizo” de De la Morena asumió el programa deportivo de medianoche en la que fue su primera casa, la SER. Le miraba de reojo. García, un tipo muy inteligente, sabía que los tronos no son eternos. Pero entonces el suyo no sólo era fuerte, sino el más fuerte, el líder.
José Ramón de la Morena sumó a su objetivo, además de la lógica aspiración al liderazgo, entonces tan aparentemente lejana, otro: rejuvenecer la audiencia de la SER. La audiencia de las radios convencionales españolas necesitaba un revolcón importante. Y la cadena radiofónica de Prisa iba a dar en el clavo con Joserra, Paco González en “Carrusel Deportivo” y Javier Sardá en “La Ventana”, que se incorpora en la temporada de 1992-93, procedente de Radio Nacional de España, donde presentó su último año “La Bisagra”, en las mañanas de la pública. Aquello funcionó, y los jóvenes, oyentes habituales de Los 40 Principales, encontraron en el deporte de estos jovenzuelos un cordón umbilical que les llevó a descubrir la SER, la hermana mayor de Los 40.
De la Morena ofreció algo totalmente diferente a lo que García representaba. Si Butano ejercía el poder omnímodo gracias a sus sólidas fuentes y su periodismo de investigación y denuncia, partiendo por tanto de un modelo que apostaba por la seriedad de la información deportiva...
ESTE JUEVES, 14 DE ABRIL, “JOSÉ RAMÓN DE LA MORENA (“EL LARGUERO”, CADENA SER”) NO HA DICHO ‘NO’. “EL LARGUERO” SE ESTUDIA EN LAS UNIVERSIDADES COMO CASO DE ÉXITO.