El suicidio de la radio musical: dar la espalda a sus oyentes (Luis Merino)

- "Si renuncias a la prescripción, la radio no está proponiendo nada distinto de lo que ofrece Spotify"
- "Me alucina cuando pongo una emisora y dicen “Ahora hay un bloque de 45 minutos sin palabras”. Es como ir por una autopista sin señales de tráfico"
![]() |
Enrique Iglesias en directo |
Pregunta. ¿Por qué se han separado tanto las canciones que se programan en la radio y lo que se consume vía streaming, Itunes o compra física de discos?
Luis Merino |
P. ¿Cómo describirías los patrones de consumo actuales?
R. Hay dos bandos: el de los mayores, que crecieron con la propiedad, comprando discos. El otro bando son los jóvenes, que prefieren el disfrute, lo quieren todo, lo quieren ahora y en Internet lo encuentran. La radio ha renunciado a cualquier cosa que no sea la franja demográfica de 25 a 45 años. Esta decisión es una sentencia de muerte porque bloquea la renovación de su propio público. Si tu hijo de quince años no escucha la radio ahora, no va a empezar diez años después, porque ya tiene otros hábitos arraigados. Buscará la información en lugares distintos. Los oyentes de los años ochenta pueden haber pasado de la SER a la Cope, pero se quedan en la radio. Con los que se incorporaron en el cambio de milenio eso ya no va a ocurrir. A partir de los 45, también hay poca gente que escuche radio, porque ya tienes forjado tu criterio y sabes encontrar lo que buscas.
![]() |
La música es el primer camino de acercamiento entre los jóvenes y la radio |
R. La pionera fue Kiss FM. Los Cuarenta, en un primer momento, rechazan esa dinámica, pero luego cayeron. Hoy las diferencias entre las grandes cadenas son casi de matiz. Todas trabajan con las mismas compañías de jingles, las cuñas que suenan para identificarlas, así que incluso la identidad corporativa es muy similar. La radio actual apenas tiene palabra, así que han renunciado a la personalidad, antes el púbico identificaba perfectamente a Joaquín Luqui y a Julián Ruiz. Eso solo lo mantiene Radio 3. En la radio comercial reciente los únicos locutores a los que se permite tener personalidad es a los de los morning shows. El resto no son figuras, sino mano de obra. Habría que apostar absolutamente por prescriptores jóvenes, para recuperar ese público, manteniendo a los clásicos para los oyentes mayores. A mí me alucina cuando pongo una emisora y me dicen “Ahora te ofrecemos un bloque de 45 minutos sin palabras”. Eso es como ir por una carretera y que te digan que hay 45 kilómetros sin señales de tráfico. La radio es palabra, que es lo que te predispone a la emoción.