25.000.000, una marca inimaginable

- El contador avanza. El tiempo también. Esta web, que empezó siendo un humilde y discreto blog, está próximo a cumplir años, con una extraordinaria salud, y miles de lectores -y oyentes- que se acercan a él diariamente para mantenerse al corriente de la actualidad en el ámbito de la radio y el audio y para participar en las reflexiones en torno al presente y al futuro del medio
- He tenido la suerte además de contar, como compañero de viaje, con la confianza de la empresa española AEQ, líder en la fabricación de equipos de audio, con clientes en los cinco continentes y, hace algún tiempo, con Audioemotion, la empresa de mi apreciada Elisa Escobedo, que tristemente ha desaparecido. No desisto de recibir nuevas firmas del sector que estén dispuestas a acompañarme en esta aventura que en 2026 cumplirá 15 años de vida
![]() |
Muchos receptores antiguos como este siguen funcionando en millones de hogares en sus casas (Fotografía Pixabay) |
Los pódcast pueden convertirse en la gran esperanza de la radio. Considero una obligación de la industria de la radio buscar alternativas a su modelo de negocio tradicional, porque no puede ser ajena a las amenazas que se ciernen sobre él. Su patrimonio incuestionable no solo reside en la credibilidad, sino también en su especialización, como profesionales, en el universo del audio. Cómo se manifieste esta ventaja competitiva, en radio, en pódcast o en audiolibros, es, hasta cierto punto, secundario. No podemos obviar, reitero, que lo que está en juego es la sostenibilidad de una industria que, obligatoriamente, tiene que diversificarse. Le va la vida en ello. Pero el core debe seguir siendo el sonido. La suma de la imagen es un precio a pagar para alcanzar a nuevos públicos, pero encarece la producción y establece barreras de acceso al mundo del pódcast, en su origen, mucho más democrático de lo que hoy es
Casi 6.000 contenidos han pasado por estas páginas. Solo en
la home, una portada ciertamente densa, se ofrecen más de 70 contenidos,
que considero de interés para mis lectores. El universo radiofónico recogido
aquí es variado y, pretendo, lo más completo posible: audiencias, radio
digital, radio escolar, opiniones fundadas y competentes, eventos,
colaboraciones de lujo, recomendaciones, curiosidades, etc. En los últimos años
se ha sumado la realidad del pódcast, cada vez más presente y con unas
potencialidades extraordinarias.
Mis convicciones
Soy un convencido de la Radio Digital Terrestre. Pero no un
talibán. Creo que la radio en España debe acometer esta asignatura demasiado
pendiente a lo largo de dos décadas. Pero entiendo la realidad de los privados,
sus miedos y sus reservas (porque yo también trabajé desde este lado del
escenario). Entiendo que los avances tecnológicos prosperan más por el lado de
internet, aunque muy lentamente. Pero luego te das cuenta del enorme papel
desarrollado por la radio en FM durante el apagón, demostrando que puede seguir
emitiendo, aunque falte la energía eléctrica. Hablamos de futuro, y se nos
llena la boca defendiendo la radio por IP, por streaming. Pero el broadcast
-la radio por aire- sigue salvando vidas en medio de las catástrofes naturales
y las emergencias nacionales. Defendemos el progreso y lo identificamos con la
red de redes. Pero las dictaduras tienen una enorme facilidad para censurar y
cortar los accesos de los contenidos por internet, mientras que nada pueden
hacer para cortar las emisiones hertzianas.
Como todo en la vida, vivimos en un marco repleto de
contradicciones. La radio no es un medio antiguo. Es cierto que es centenaria,
y que hay receptores de galena y de válvulas en los museos, como testigos de un
tiempo vivido intensamente a través del sonido que reproducían. Pero la radio
es el medio más moderno que hay, el que ha demostrado contar con la mayor
resiliencia, el más flexible, capaz de adaptarse a todas las circunstancias y
ecosistemas. Cuando todo el mundo la daba por muerta, resurgía como el Ave
Fénix, robustecida, casi invencible. Cercana. Cálida.
La radio ha sobrepasado los cien años de vida. El pódcast
acaba de cumplir, como quien dice, veinte. La diferencia es abrumadora. Y echo
en falta un poco más de humildad del podcasting hacia la radio, que lo inventó
todo antes de que algunos podcasters e influencers reivindicaran su pretendida
originalidad, en realidad torpe ignorancia, para hacernos creer que eran poco
menos que el Oráculo de Delfos. Son tiempos difíciles, en los que el relato
puede utilizarse como munición sin estar apoyado en la verdad. Y da igual. Me
niego a aceptarlo.
La credibilidad de la radio, reforzada
La radio es el medio que genera mayor credibilidad en la
sociedad. ¡Menudo dato, revalidado en cada estudio de investigación! Incluso la
Generación Z, a la que todos pretendemos atraer, lo reconoce, aunque sigue
luego consumiendo mayoritariamente las redes sociales, marcando una
incongruencia inopinada. Más contradicciones. En los tiempos del ‘relato
interesado e intencionado’ la radio debe demostrar que es capaz de aportar la
verdad de los hechos. Como siempre defendieron mis mayores, “los hechos son
sagrados, las opiniones libres”.
![]() |
El maestro Gabilondo me hizo el honor de citarme en la inauguración del pasado Congreso Nacional de Radio de Barcelona, organizado por la UAB y la SER (Fotografía CadenaSER.com) |
El seguimiento de esta web certifica el interés que sigue generando la radio, y el audio. Con 24.675.000 oyentes de radio en España, de lunes a viernes, mayores de catorce años, hay una masa crítica enorme que se siente atraída por la radio, y la tiene siempre cerca. Los estudios de AIMC confirman que, mayoritariamente, pertenecen a las generaciones más mayores. La clave, siempre lo he creído, está en el hábito de escucha. En las rutinas en las que los oyentes de radio deciden hacerse acompañar de su receptor. Costumbres que hacen que, cuando nos levantamos cada mañana, encendamos la radio igual que hacemos con la luz del baño, y casi al mismo tiempo. La radio es la (re) conexión con la vida. El termómetro que mide nuestro engarce con ella. Si no hay hábito, no hay aproximación. Ese es el principal problema de las nuevas generaciones: el hábito de escucha.
![]() |
Google Analytics |
Google Analytics destripa las cifras de esta web en
lo que a audiencia se refiere. En lo que va de año, registra que se han
incorporado como ‘nuevos usuarios’, 62.000 personas. En cuanto a los países
desde lo que más entradas se producen, por este orden, son España, Estados
Unidos, Alemania, Argentina, México, Perú, Chile y Colombia. Los usuarios
activos recurrentes se cifran en torno a 20.000 personas. El índice de lecturas
por usuario, es decir, contenidos que consultan, es muy alto, por lo que deducimos
que, quienes se acercan habitualmente a esta web, están interesados en múltiples
aspectos del universo radiofónico, y del audio en general. En cuanto a los
dispositivos más utilizados de acceso a esta web se sitúan el PC y el
smartphone, seguidos del iPad. Los navegadores mayoritarios, Chrome, Safari,
Edge, Firefox y Samsung (internet).
El hábito de escucha de radio escasea
La industria de la radio sabe que este hábito no se ha extendido a las nuevas generaciones. Primero, porque sus padres ya no tienen la radio puesta todo el día en casa, como sí ocurría con los nuestros. Segundo, porque la llegada del ecosistema digital, que prima la imagen a través de las recurrentes pantallas, abduce su atención, hasta enclaustrarla y apresarla. Y la radio, en su forma de radio, se queda fuera para ellos. La alternativa para sobrevivir en este nuevo escenario es, tristemente, prescindir de sus esencias y adoptar el carácter multiformato. Así, la radio, hoy, ‘se viste’ de otras formas en redes sociales y pasea sus contenidos por Instagram, X, Facebook, Tic Toc y aledaños, compitiendo con los influencers, y otras marcas de medios que han tenido que diluirse para perdurar, y mantener el negocio. “La radio ya no es radio”, me decía un compañero de profesión no hace mucho, hablando sobre este tema de las nuevas formas adoptadas por los medios tradicionales. Y me lo decía, entristecido, como si la radio se hubiera tenido que prostituir para sobrevivir a los nuevos e inexorables tiempos. No estoy de acuerdo con esta visión tan radical. El objetivo es mantenerse vivo, activo, además de continuar siendo relevante e influyente, en todas las formas posibles.
![]() |
Gracias también a Carlos Herrera que no ha escatimado elogios al trabajo del editor de esta web (Fotografía Cadena COPE) |
La industria de los medios tradicionales se encontró de bruces con la irrupción de internet y se desorientó. Los gurús del momento establecieron la estrategia del ‘all free’ y los consumidores y usuarios nos acercamos a ella atraídos por una casi infinita oferta. Con el tiempo, después de crear los hábitos (¡siempre son los hábitos, las rutinas!) gracias a la política del ‘todo gratis’, cambiaron de estrategia y empezaron a cobrar, y aquí llegaron los problemas. En el caso del periodismo, la calidad cuesta dinero. La defensa de la verdad, la práctica de la honestidad, el buen ejercicio del derecho a la información, la competencia profesional, la responsabilidad social, no son gratuitos. No pueden serlo. La radio forma parte de este entorno y convive con este planteamiento, aunque, para los oyentes, sigue siendo gratuita, porque quien paga las nóminas a fin de mes es la publicidad. El modelo de negocio cambia.
Soy un convencido de la Radio Digital Terrestre. Pero no un talibán. Creo que la radio en España debe acometer esta asignatura demasiado pendiente a lo largo de dos décadas. Pero entiendo la realidad de los privados, sus miedos y sus reservas (porque yo también trabajé desde este lado del escenario). Entiendo que los avances tecnológicos prosperan más por el lado de internet, aunque muy lentamente. Pero luego te das cuenta del enorme papel desarrollado por la radio en FM durante el apagón, demostrando que puede seguir emitiendo, aunque falte la energía eléctrica. Hablamos de futuro, y se nos llena la boca defendiendo la radio por IP, por streaming. Pero el broadcast -la radio por aire- sigue salvando vidas en medio de las catástrofes naturales y las emergencias nacionales
Ahora, la industria de la radio se da cuenta de que no solo
no tiene garantizados esos 24.675.000 oyentes, sino que la curva demográfica apunta
a su progresiva desaparición, y dudosa renovación generacional, al menos en
este modelo clásico de escucha. Y está diversificando y encapsulando sus
contenidos en pódcast. Los pódcast más escuchados en España son los producidos
por las radios. Por algo será. Los pódcast pueden convertirse en la gran
esperanza de la radio. Nunca como hasta ahora se había consumido más audio, entendiendo
por esta palabra un concepto amplio que incluye radio, pódcast y audiolibros,
de menor penetración en nuestro país.
La obligación por la supervivencia
Considero una obligación de la industria de la radio buscar
alternativas a su modelo de negocio tradicional, porque no puede ser ajena a
las amenazas que se ciernen sobre él. Su patrimonio incuestionable no solo
reside en la credibilidad, de la que ya hemos hablado, sino también en su
especialización, como profesionales, en el universo del audio. Cómo se
manifieste esta ventaja competitiva, en radio, en pódcast o en audiolibros, es,
hasta cierto punto, secundario. No podemos obviar, reitero, que lo que está en
juego es la sostenibilidad de una industria que, obligatoriamente, tiene que
diversificarse. Le va la vida en ello. Pero el core debe seguir siendo
el sonido.
La suma de la imagen es un precio a pagar para alcanzar a
nuevos públicos, pero encarece la producción y establece barreras de acceso
al mundo del pódcast, en su origen, mucho más democrático de lo que hoy es. Si
el movimiento del pódcast en España empezó siendo amateur, hoy esta inspiración
ha perdido peso frente a una industria que lucha por hacernos creer que el
pódcast se sitúa, poco más o menos, en las mismas cotas de consumo y relevancia
que las de la radio, cuando este dato es completamente falso.
El reciente episodio del apagón y la capacidad resiliente, y
tecnológica, de la radio para convertirse en el único medio capaz de seguir
trabajando pese a la ausencia de energía eléctrica, nos debe hacer reflexionar
en torno a lo que la radio representa, y es capaz de alcanzar: una emisión
simultánea, en directo, que avanza cronológicamente en paralelo con el oyente,
que se percibe personal pero es colectiva, y que en determinadas situaciones se
convierte en vital para aportar luz allá donde no la hay, en el caso del apagón
de forma literal.
La radio por aire frente a internet
Aplaudo la intención de la industria, con estudios,
análisis, documentales, columnas, cuya finalidad, posterior al papel de la
radio durante el apagón, es la de mantener vivo el espíritu, y la aportación
del medio, en aquella jornada fatídica. Estas mismas páginas han participado,
por convicción, de esta estrategia. Lo cierto, que no debemos olvidar, es que
aquella fue una situación excepcional que, por fortuna, no se repiten con
frecuencia. Pero sí nos debe hacer reflexionar que, en el caso de catástrofes
naturales, o emergencias colectivas, la radio broadcast debe estar habilitada.
Lo recomienda hasta la UNESCO, como he señalado en estas páginas en más de una
ocasión. Y el apagón lo demostró. Internet no sirvió de nada.
![]() |
Si algún futuro tiene la radio está en los centros de enseñanza que han adoptado la radio como herramienta pedagógica en las aulas (Fotografía Onda Nassau, Valladolid) |
En el documental de la Cadena SER en que se narra cómo fue el trabajo desarrollado aquella jornada, se demuestra cómo la radio por aire, tan aparentemente antigua, o poco cercana a la modernidad de internet, sigue ofreciendo soluciones válidas para mantener la cobertura de la antena, y llegar a los oyentes con la información necesaria sobre lo que está ocurriendo. Pedro Blanco recordaba que “las mochilas” (unos transmisores de alta frecuencia provistos de batería y emisión hertziana) eran las ‘unidades móviles’ de antaño. Y rehabilitaron una de ellas para bajar a la Gran Vía y poder informar in situ desde la calle, cerca de quienes sufrían el apagón. Los más de 1.500 Quantum de Prodys, distribuidos en España por ASPA, audiocódecs que funcionan a través de IP, se quedaron inservibles, ante la caída de internet. Sin embargo, durante la pandemia significaron la solución a los problemas de dispersión del personal, confinado en sus casas... Con la llegada de esta nueva tecnología de transmisión de voz por IP, y los problemas de seguridad ocasionados por la utilización de las radiofrecuencias en las grandes ciudades, y su consiguiente prohibición, o limitación, y el abaratamiento de los costes de las redes de interconexión de emisoras, las radios tuvieron que cambiar de tecnología. Radio Madrid desmontó la enorme antena en su tejado, e incluso los repetidores repartidos por la ciudad en diferentes puntos. La radio, ahora, es una gran dependiente de internet. Pero no olvidemos que, durante el apagón, lo que ‘salvó’ la antena fueron “las mochilas”...
Merece la pena mantener el puesto de observador activo para comprobar la evolución de los hechos y el camino que toma -y retoma- la radio en estos tiempos. Y este es el papel de esta web, que nació con esta vocación: ser testigo privilegiado de los avances, y retrocesos, de la radio en este siglo XXI, en el que acaba de iniciar el contador hacia su segundo centenario. Gracias a todos, de corazón.
Enhorabuena y felicidades. Es justo el reconocimiento y seguimiento. Es vital, fundamental tu trabajo compañero.
ResponderEliminar