El éxito de “Estirando el chicle”, hito del pódcast

El pódcast de Podium Podcast logra reunir casi 30.000 personas entre presenciales y online en el último show que cerró la gira por 52 ciudades españolas

El pódcast ya tiene foto

• El total de público que respondió a la llamada de Carolina Iglesias y Victoria Martín fue de 83.000 personas en toda la gira realizada por España, lo que demuestra irrefutablemente el éxito de “Estirando el chicle”, como pódcast creador e impulsor de una comunidad unida y cohesionada

No dejo de mirar la foto por lo que representa. Hace tan solo cinco años nadie hubiera imaginado que un podcast lograría reunir, no solo a las 12.000 personas del WiZink de Madrid, o a las 16.000 que siguieron el streaming por internet, el pasado 23 de septiembre, sino también a las otras tantas sumadas de la gira que han protagonizado y que les ha llevado por otras 51 ciudades de toda España, donde Carolina Iglesias y Victoria Martín han confirmado que su éxito no es fruto de la casualidad, sino que se lo han ido ganando a pulso. Hay incluso quien habla no de éxito, sino de furor: en Madrid se vendieron 3.600 entradas en tan solo doce minutos en Capitol.

Imagen del WiZink a rebosar con el show de "Estirando el chicle" (Fotografía Podium Podcast Twitter)

La actuación con la que cerraron gira en Madrid se ha vendido como un hito que supera todos los récords de asistencia de un espectáculo de humor protagonizado por mujeres en España. Pero va mucho más allá. Representa en realidad lo que algunos se temían y, al mismo tiempo, lo que otros aguardaban con impaciencia. Ya se sabe que no se puede contentar a todos, depende la trinchera en la que se encuentre cada uno. Representa, digo, la mayor concentración humana reunida por un pódcast, en este caso “Estirando el chicle”, de Podium Podcast, perteneciente al Grupo Prisa y su reciente creación de una división sostenida bajo la denominación Prisa Audio.

Si establecemos la inevitable comparación con la radio, y acordamos que “Estirando el chicle” podría ser definido, en paralelo, como un ‘programa’, por tanto, de ‘radio hablada’, ¿cuántos programas de radio actuales serían capaces de reunir a 12.000 personas en un recinto como el WiZink de Madrid, sin contar con los escenarios locales a rebosar que han sumado en provincias?

Esta fotografía representa el acierto de los responsables de Prisa a la hora de desdoblar su tradicional división de radio en dos direcciones generales, con presupuestos y objetivos diferenciados y, desde luego, creo, complementarios. Tan complementarios que puede que el declive de una de ellas, lento pero inexorable, si la radio no sufre un revolcón que la regenere e impulse, se compense con el ascenso incontestable del otro, porque nadie cuestiona a estas alturas el futuro tan refulgente que le aguarda. Futuro o presente... aunque todavía quede mucho por hacer, por ejemplo, consolidar un concepto -llamado pódcast- que todavía no es tan conocido, tampoco nadie lo niega, como el de la radio. Por eso llama tanto la atención que algunos de los recién llegados a esta industria renieguen de la palabra para designar su producto. Otros ya lo hicieron antes y tuvieron que recular rebautizando su trabajo.

Carolina y Victoria están viviendo un sueño. Hace meses que agotaron todas las entradas para este show en el WiZink. Y, desde 2020, en que nacieron huérfanas de apoyos, aupadas solo por su talento y Youtube, han visto crecer el pódcast hasta llegar a este momento feliz. Tan impactante se ha vuelto su trabajo que han surgido varias imitadoras en fórmulas casi clónicas. Si uno mira atrás, y no está tan lejos porque “Estirando el chicle” nació en plena pandemia, recién salidos prácticamente del confinamiento al que nos sometió el virus, el formato original es el de Carolina y Victoria. No vienen mal, porque hasta que no tienes imitadores no eres tan consciente de tu éxito...

Rigoberta Bandini, Henar Álvarez, Lalachus y Patricia Espejo reforzaron a las titulares de “Estirando el chicle”, e hicieron que brillaran más. Y la alfombra roja registró la presencia de una vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, con atuendo juvenil, enfrascada en plena campaña de imagen. También la pisaron otras mujeres líderes en su ámbito, como Leticia Dolera, Toni Acosta, Mónica Carrillo, Tania Llasera, Chelo García Cortés y el actor Antonio Resines, entre otros, que quisieron apoyar con su presencia este show feminista, que no deja de reivindicar constantemente, por derecho, la identidad y la valía de las mujeres.

Imagen del Kursaal de San Sebastián, lleno hasta la bandera, durante el show de "Estirando el chicle" (Fotografía Podium Podcast Twitter)

Tras el trayecto en solitario de Carolina y Victoria, en octubre de 2020, Podium Podcast las fichó y catapultó, primero con resultados discretos. A pesar de eso, María Jesús Espinosa de los Monteros, la directora general de la división Prisa Audio, apostó por ellas con decisión. Y, por esas extrañas razones que uno no consigue descifrar, porque las ‘varitas mágicas’ solo existen en los cuentos, “Estirando el chicle” un buen día despuntó hasta convertirse, poco a poco, en lo que es hoy: una gran comunidad de seguidoras que aplauden y se divierten con su humor y concepto de la vida. Personalmente, no forma parte de mi catálogo de pódcast preferidos, pero entiendo igualmente que yo no formo parte de su público objetivo, lo que no significa que no pueda valorar, y apreciar, su indiscutible aportación al escaparate pódcast.

El talento es la clave, de nuevo. El medio lo amplifica, pero ya no es protagonista. Bravo por quienes lo descubren y eligen. Veremos más. 🙌

— Juanma Ortega (@JuanmaPuntoCom) September 25, 2022

En las cuatro temporadas que han realizado hasta ahora han desfilado por el pódcast decenas de mujeres con nombre, como las cantantes Mónica Naranjo, Marí Peláe, Karina o Edurne; las actrices Ingrid García-Jonsson, Lola Herrera o Sara Sálamo; las humoristas Ana Morgade, Ana Milán o Llum Barrera; la escritora Elvira Lindo, o la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, entre otros muchos nombres. Todas mujeres, porque su público son mujeres, como ellas, modernas, descaradas y con pocos prejuicios. Unas mujeres que, con toda probabilidad, no tenían hueco en ninguna radio y que han demostrado que ya no la necesitan. Con el pódcast les vale y les sobra, con y sin imágenes de acompañamiento. A estas alturas reafirmarse en el argumento de que los hábitos de consumo de contenidos están cambiando con el pódcast se ha convertido en una redundancia prescindible, porque se trata, por si alguien todavía no se ha dado cuenta, de una evidencia constatable.

Tras el éxito de su 1ª temporada y coincidiendo con el estreno de la 2ª, nos llevamos a @SaldremosMejor (el #podcast de @PodiumPodcast con @InesRisotas y Nerea Pérez de las Heras) de gira por teatros de España. Empezamos en Vigo y Santiago de Compostela 🎧💜😎 https://t.co/z9oJSsJS9c

— María Jesús Espinosa de los Monteros (@mjesusespinosa) September 29, 2022

Si establecemos la inevitable comparación con la radio, y acordamos que “Estirando el chicle” podría ser definido, en paralelo, como un ‘programa’, por tanto, de ‘radio hablada’, ¿cuántos programas de radio actuales serían capaces de reunir a 12.000 personas en un recinto como el WiZink de Madrid, o hacer una gira por todo el país que reúna más de 55.000 seguidores? Dejando las radios musicales aparte, que utilizan las entregas de sus premios como pretexto para reunir cantantes y ofrecer un buen cartel de cara al público, no creo que exista ahora mismo un show tan atractivo como este, que ha demostrado su enorme tirón entre el público y que ha rejuvenecido el target del consumidor de audio en España, que en el caso de la radio se encuentra tan envejecido.

Imagen del equipo al terminar el show (Fotografía 'Estirando el chicle' Twitter)

Sin ninguna duda, “Estirando el chicle” ha hecho historia, mucho más allá de su reivindicación vocacional en torno al feminismo. Es probable que Carolina y Victoria no sean conscientes del avance histórico que han propiciado gracias a su talento, pero lo han logrado. Por igual, la industria debe reflexionar con la mente bien abierta a partir del hecho de que esta concentración humana, de que esta comunidad tan cohesionada alrededor de “Estirando el chicle”, la ha conseguido un pódcast, y no la radio. El humor es un elemento integrador, a la par que intergeneracional, lo están demostrando también otros pódcast como el exitoso “Nadie sabe nada”, de Andreu Buenafuente y Berto Romero, que hace poco se ha reforzado con HBO,  “Buenismo bien”, de Henar Álvarez (colaboradora también de “Estirando el chicle”) Manuel Burque y Quique Peinado o el desaparecido y amortizado “La Vida moderna”, con David Broncano, Ignatius Farray y Quequé. O pódcast donde el humor es un condimento esencial, como el ”Todopoderosos”, de Arturo González-Campos y cía y muchos otros. La apuesta de la SER por el humor está dando sus frutos.

Avanzamos, y los avances en el mundo del audio se producen a través del pódcast, que no deja de moverse, de arriesgar, de experimentar, de equivocarse, y de triunfar, en definitiva, de aprender, justo lo que la radio rehúsa a afrontar, porque prefiere seguir viviendo de sus rentas que, cierto, siguen siendo millonarias, y a mucha distancia del pódcast. 22 millones de personas son muchos millones, y el atractivo del medio sigue inalterable, pero ¿para quién?

Y no puede olvidarse la nueva línea de negocio que abre “Estirando el chicle”, y que seguro seguirán otros pódcast en el futuro inmediato (acaban de anunciar la gira del pódcast "Saldremos mejores"): la línea de los eventos en directo cara al público. La venta de entradas y la publicidad constituyen dos fuentes de financiación de enorme interés para la marca que está detrás de este pódcast, Podium Podcast. Y no son tiempos para desperdiciar nada, muy al contrario, para agradecer, como si de un regalo se tratara, los nuevos negocios que internet ha traído consigo.

Pensemos lo mucho que ha logrado el pódcast en tan poco tiempo. Es cierto que le queda trecho, mucho trecho, por recorrer y conquistar. Pero la puerta está abierta de par en par, y disponible para quien se atreva a retar al público. Hacen falta comunicadores, prescriptores, que sean capaces de atraer al personal, de engancharles con buenas historias, y buen humor. Y, con esas comunidades de oyentes consolidadas, ofrecerles un plus, como este tipo de eventos, a los que, lo hemos visto, el público responde muy positivamente.

Avanzamos, y los avances en el mundo del audio se producen a través del pódcast, que no deja de moverse, de arriesgar, de experimentar, de equivocarse, y de triunfar, en definitiva, de aprender, justo lo que la radio rehúsa a afrontar, porque prefiere seguir viviendo de sus rentas que, cierto, siguen siendo millonarias, y a mucha distancia del pódcast. 22 millones de personas son muchos millones, y el atractivo del medio sigue inalterable, pero ¿para quién? Asumamos que la audiencia de la radio envejece y que el pódcast la está renovando, pero el canal es diferente, y hasta el concepto. Son vasos comunicantes, pero no intercambiables. Mientras que el pódcast arriesga, la radio sobrevive por inercia, despreocupada de su porvenir, que depende, por lógica, de la renovación generacional de su audiencia, en la misma o similar proporción que la actual, si es que aspira a continuar siendo relevante e influyente.