“Las fronteras del audio”, por Carlos López Olano
- El autor parte de una premisa sustentada en el sentido común: “si a la radio se le añade la imagen, es televisión”. A menudo, sin embargo, el sentido común es el menos común de los sentidos, de manera que hoy en día se ha extendido de tal forma el video asociado a los pódcast que, aunque la mayoría los escuche y prescinda del visionado en su totalidad, se ha convertido en estratégico para promocionar contenidos de audio y para dejarse querer por el algoritmo de turno en plataformas como Youtube o Spotify
 - A pesar de todo, respecto de la incorporación del video a los pódcast, podemos criticarlo, denostarlo, calificarlo de innecesario, pero es una fiebre, o una moda, un recurso o una artimaña para alcanzar mayor visibilidad del producto, pasearlo por redes sociales en forma de reels, shorts, clips, etc. captar la atención del público, con la intención de secuestrarla y trasladarla al videopodcast original que alimenta esos microcontenidos promocionales
 
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| Una joven está conectada a un videopodcast conversacional (Fotografía Claudid, Pixabay) | 
"Los videopodcast son casi siempre programas conversacionales o de entrevistas: con un despliegue técnico simplificado y cada vez más automatizado, es relativamente fácil y económico grabar la banda de imagen. Las cámaras computerizadas y la IAgen facilitan que las necesidades de operadores y profesionales de la imagen sean mínimas. En cambio, grabar un programa de ficción o un documental con vídeo añadido, con guiones más elaborados es mucho más complejo. Si quieres hacerlo bien es caro, muy caro, y eso no es bueno para el negocio: invertir tanto para que casi nadie lo vea, solo lo oiga, hace que sea difícil obtener rentabilidad"
La verdad es que toda la pugna entre contenidos de audio más
elaborados y que proponen periodismo de investigación, frente a los
conversacionales de cháchara con vídeo incorporado, me recuerda mucho la
clásica lucha en los inicios del cine entre el mudo tradicional, que en los
años 30 había conseguido cotas artísticas muy avanzadas, y los que
llamaban talkies, las películas habladas que sin duda supusieron un
retroceso en el avance de la técnica y el lenguaje cinematográfico: resultaban
planas y simples. Charles Chaplin fue uno de los directores
que más se opuso a la irrupción del sonoro, que consideraba que atentaba contra
la poesía del gesto y “eliminaba la belleza del silencio”. Es
significativo que la primera vez que un genio como Chaplin habló en
el cine fue para poner voz a Adolf Hitler, en “El gran
Dictador” (1940). Pero el cine sonoro evolucionó de forma muy rápida y
cambió la forma de contar creando un nuevo código que es el que seguimos
manejando en el cine actual. Desde luego hoy es sólo un ejercicio de ciencia
ficción el pensar que el séptimo arte pudiera haberse anclado en las películas
mudas que defendían a capa y espada muchos prestigiosos creadores en esos
tiempos de pioneros.
Ahora todo ha cambiado, y es en el audio donde vivimos la batalla entre los contenidos más puramente de audio, y los que traspasan la frontera para incorporar un vídeo que tampoco parece aportar mucho. Y en medio de este bronco panorama de discusión sobre la esencia y especifidad de los contenidos de audio, acaba de estrenarse en España un pódcast que viene para romper las reglas. Se trata de “Vivir y morir en Gaza”, una serie de RTVE play firmada por la periodista y corresponsal Almudena Ariza en colaboración con Yes we cast, la productora de Fran Izuzquiza y Alberto Espinosa. El año pasado, el mismo equipo estuvo detrás de una de las revelaciones de la temporada, el fantástico “El guerrillero”, donde se contaba la peripecia vital de un activista contra la dictadura chilena.
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| A menudo la grabación del video se simplifica con un samtphone (Fotografía Pixabay) | 
Ahora, lo han vuelto a conseguir con un pódcast formado por seis episodios, donde el médico valenciano Raúl Incertis cuenta su día a día en un hospital de la Franja de Gaza. En una situación en la que el ejército israelí impide la entrada de periodistas a la zona de guerra, el testimonio de este voluntario es único e insustituible. Pero, además, Raúl cuenta la historia desde dentro como uno de ellos, con su cotidianeidad de voluntario médico marcada por las bombas de todos los bandos. El tema elegido es de plena actualidad, obviamente. A pesar de la presunta tregua promovida por Donald Trump, desgraciadamente las bombas israelíes siguen masacrando a los palestinos. La historia no la cuenta un periodista, sino un testigo de primera línea, pero “Vivir y morir en Gaza” destila periodismo por todos sus poros. Almudena Ariza y Fran Izuzquiza construyen un relato que te sitúa justo al lado de las víctimas de esta guerra. Quizás no para conseguir entender lo imposible, pero sí para al menos empatizar con los que sufren.
Además, el trabajo de Yes we cast es
videopodcast: incorporan una banda de imagen simple, pero efectiva. Esto no es
un conversacional en directo, es un reportaje de testimonios: utilizan recursos
básicos, rótulos, fotos fijas desenfocadas y vídeos que grabó el mismo médico
protagonista. Con eso es suficiente para que los algoritmos te reconozcan, y
satisface la curiosidad cuando levantas el teléfono para conocer algún detalle
visual.
Véanlo, pero sobre todo óiganlo. Los testimonios de Raúl,
con todas su ansiedades y sus dudas de si está haciendo lo suficiente, lo justo
y lo correcto, son pura emoción y periodismo, que es lo que le hace falta al
universo del pódcast.
-Este artículo, alojado en ElDiario.es, ha sido publicado en esta web gracias a la cortesía del autor
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