El final de temporada, el apagón y el futuro de la radio en España

- El apagón nos ha enseñado el camino: el que la radio debe seguir para garantizarse su futuro como el único medio de comunicación que sobrevive a las catástrofes y desastres naturales, el único que es capaz de seguir informando y manteniendo su labor de interés público, incluso en situaciones límite
- No se trata de renunciar a su difusión por internet, sí de actuar con la claridad de ideas suficiente como para darse cuenta de que la radio debe aprovechar cualquier escaparate para reivindicar sus fortalezas, con la conciencia clara de cuál es su canal predominante
- La radio sigue viviendo un período muy positivo en cuanto a su repercusión social, e influencia: 24.675.000 españoles, mayores de 14 años, la escuchan todos los días. La radio informa, conforma opiniones, entretiene y acompaña
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Un receptor de diseño retro que incorpora FM, USB, Bluetooth (Fotografía Pexels) |
No hay ninguna razón objetiva, otra cuestión son los intereses o presiones, por la que cualquier gobierno impida el desarrollo de la libre competencia, y la radio es un mercado maduro en el que hace décadas no se ven movimientos que animen a los oyentes a acercarse al medio atraídos por nuevas ofertas radiofónicas. No creo que la RDT triunfe con el simple traslado de la actual oferta de FM al nuevo escenario digital de la DAB+. El principal atractivo en los mercados más avanzados en radio digital se centra en las nuevas emisoras con propuestas diferentes. Se contabilizan casi 600 nuevas emisoras en Europa de DAB+
La radio española ha ofrecido una buena temporada 24-25. Los
resultados de audiencia así lo avalan. Aunque el pódium lleva años sin cambiar,
con la omnipresente Cadena SER en primer lugar, liderando, y con COPE y Onda
Cero en segundo y tercer lugar, respectivamente, con las únicas dudas de los
resultados de una radio pública nacional desorientada, que no deja de dar
tumbos y cambiar de comunicadores como cromos; lo cierto es que hay 24.675.000 españoles (mayores de 14 años) que la escuchan todos los días. La radio forma parte de sus rutinas diarias: se
despiertan con ella y, en muchos casos, se acuestan también. Y la mayoría son
fieles a una marca, asociada a una identidad ideológica concreta, que se
identifica con su forma de pensar y ver la vida. Son muchos millones.
Y así, en silencio, haciendo su trabajo, pero sin meter
mucho ruido, con discreción, la radio avanza en su propia historia, con la compañía
de sus oyentes, que representan casi el 60 por ciento de la población española. La radio es la que cuenta la historia, pero, por lo
general, ella, en sí misma, no hace historia, no forma parte de ella. Excepto
esta temporada, que ahora concluye. El pasado 28 de abril, España se fue a
negro, y la radio fue la única que siguió funcionando, y aportando luz en la
oscuridad y la incertidumbre.
Mucho fue lo que se publicó y analizó sobre este episodio
que confirmó al medio como el único capaz de sobrevivir a las catástrofes
naturales y desde luego no gracias a las modernidades proporcionadas por ese
nuevo tótem del siglo XXI que es internet, que se vino abajo en pocas horas, sino a través de sus propios canales de difusión, las ondas
hertzianas. Lo ocurrido nos debe llevar a proteger este canal y, lejos de
confiarlo todo a internet, pensar en que lo mejor que le puede ocurrir a la
radio es que mantenga sus propios, y diferenciados, canales de difusión de sus
contenidos, para ser realmente independiente de la casi infinita, desde luego
inabarcable, oferta digital existente.
Es cierto que existe una brecha generacional en el consumo
de radio, o de audio, no solo en España, sino también en el resto de los países
de nuestro entorno. Es cierto que la audiencia de la radio española envejece
más cada año y que los jóvenes de la Y o Z no se ven atraídos por los
contenidos lineales, salvo en algunos casos, y en pequeña proporción, en el
caso de las radios musicales. Es cierto que los más jóvenes prefieren elegir
los contenidos que consumen y la radio es incompatible con este hábito, salvo
que se reconvierta en pódcast. Es cierto que la brecha asocia a los más mayores
con la escucha por FM y a los más jóvenes con el consumo a través de internet.
La RDT ya no es una entelequia. El Gobierno se ha comprometido a legislar la DAB+ y a otorgarle un nuevo marco jurídico que protega e impulse su implementación en España. Como ocurrió con la FM, en los años 60 del siglo pasado, RNE liderará este movimiento, mientras los privados siguen pensándose qué hacer, ahora expectantes ante los movimientos anunciados por el Gobierno. ¿Cuál será el marco jurídico de la DAB+? ¿Fracasará, como ocurrió en 2000? ¿Prosperará esta vez, impulsado por el contexto europeo y la llegada de los piratas al escenario digital?
A la vista de los hechos aquí reflejados, si la radio tiene futuro, está en la DAB+, les guste o no a los privados españoles. De hecho, públicos y privados, ante la administración, están condenados a entenderse. Y lo mejor es que empiecen cuanto antes, y no esperen a que la Unión Europea, presionada por belgas y alemanes, decida publicar una Directiva en la que obligue a todos los estados miembros a establecer la DAB+ para, por ejemplo, 2035, año en el que también se produciría el apagado de la FM. Antes, inevitablemente, se produciría el apagado de la OM, que ya no tiene sentido en una red hiperdiversificada en canales (OM, FM, DAB, DAB+, TDT, App, Webs). La causa de mayor peso para tomar esta decisión se centraría en el aspecto energético (no puede continuar sine die el derroche en consumo eléctrico) y en el alto nivel contaminante que ejercen la OM sumada a la FM.
Las certezas, que algunas hay, no nos conducen, sin embargo, a poder dibujar un futuro próximo en el que se vea qué va a ocurrir con la radio lineal y cuánto va a crecer la radio en streaming a través de internet. El pasado año, me aventuré a realizar una proyección matemática que me condujo a afirmar que “La IP superará a la FM en 2035 y la FM será residual en 2044”. Añadía en ese post que “La FM la impulsó el gobierno de Franco con la oposición de la radio privada”. Y esto ocurrió hace 66 años. Los privados, principalmente la SER, vivían muy cómodos refugiados en una onda media que vivía del entretenimiento, porque el régimen franquista le impedía informar libremente. Y quien lideró la introducción de la frecuencia modulada en España fue RNE.
Así como hay cuestiones que la radio pública no aborda con la eficacia deseada, como la estabilidad de sus programas y principales comunicadores, hay otras en las que sí se esfuerza, y acierta: la visión de futuro, en lo que a servicio público se refiere. La historia se repite ahora con la Radio Digital Terrestre, en estándar DAB+. El Gobierno ha anunciado novedades en el marco legislativo de la RDT en España “antes del verano”, imagino que la expresión entendida en su amplio espectro (algunas voces maledicentes se referían a que el anuncio, realizado en un evento en Madrid del WorldDAB, omitió deliberadamente el año). Y quien está liderando el proceso, como ya ocurrió con la FM en los años 60 del siglo pasado, es RNE.
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Un modelo de Citroën que no tiene radio |
No se habría armado el revuelo que se ha armado, con
eventos dedicados específicamente a este grave problema, si el futuro de la
presencia de la radio en los coches conectados estuviera garantizado. Pero no
es así. Ya
hay vehículos que se están vendiendo sin radio, con conexión
Bluetooth únicamente, que requiere de la concurrencia de un smartphone
como fuente de sonido original. Por eso desde WorldDAB
se ha organizado en Madrid un evento llamado ‘Automotive’25’ en el que expertos
de todo el mundo reivindicaron la necesidad imperiosa de que la radio siguiera
presente, en un lugar prominente, en los futuros salpicaderos. Sin duda,
esta constituye una amenaza en toda regla para la radio, porque el consumo de
radio en el coche, en España, es crucial y estratégico (es el segundo lugar,
tras la casa, donde más radio se consume, y el primero en el caso de las
radiofórmulas musicales). La Directiva europea que obliga a los vehículos
comercializados en este territorio a incluir receptor de DAB/DAB+ de serie es
un factor muy positivo para garantizar su futuro. Pero
las amenazas parten de otros actores, vinculados a internet, como puede ser
Google, que, a través de Google Automotive, su nueva App para los coches
conectados, podría marginar a la radio a segundas o terceras pantallas, en
beneficio de sus propios contenidos. E incluso podría obligar a las radios
a ‘pasar por taquilla’ para poder estar presentes en Google Automotive.
En numerosas
encuestas, los compradores de coches exigen la radio de serie: radio
hertziana, que no depende de internet. El apagón nos ha enseñado el camino...
Los privados tratan de seguir retrasando el proceso, como han hecho durante las dos últimas décadas largas en España, desde que en 2000 se introdujo la RDT, entonces en estándar DAB, hoy superado en eficacia y capacidad por la DAB+. En ese evento de WorldDAB, el director general de una radio alemana, Martin Hülsmann (Radio BOB), comentó, como evidente ventaja, que la "DAB+ abre nuevos mercados y oportunidades”. Esto, visto por nuestras empresas radiofónicas comerciales, no es una ventaja, sino una desventaja, porque abre las puertas a más competencia, y a una presumible fragmentación de la inversión publicitaria. Pero omiten en el análisis otros elementos fundamentales: Hülsmann comentó en su intervención que su radio se convirtió en la primera emisora comercial en Schleswig-Holstein (Alemania) en abandonar la frecuencia modulada, y pasarse a DAB+, con la consiguiente reducción de costes en consumo eléctrico y huella de carbono, y aumento de la cobertura. Es decir, que la DAB+ va asociada a una reducción de costes estructurales muy importante, como es el consumo eléctrico, y asociada a un aumento de cobertura (por menor precio) por las capacidades de sus transmisores digitales.
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La BBC es uno de los operadores que mayor implicación ha desarrollado con la DAB/DAB+, hasta el punto de crear cuatro nuevos productos exclusivos para la RDT (Fotografía Pixabay) |
No hay ninguna razón objetiva, otra cuestión son los intereses o presiones, por la que el ejecutivo -cualquier ejecutivo- impida el desarrollo de la libre competencia, y la radio es un mercado maduro en el que hace décadas no se ven movimientos que animen a los oyentes a acercarse al medio atraídos por nuevas ofertas radiofónicas. Así, esta web ha publicado recientemente que Media Markt en Austria ha sacado su propia emisora en DAB+, o que las gasolineras Q8 en Italia han creado una cadena de radio en DAB+ que acompañe a sus clientes por las carreteras del país, reforzando la identidad de la marca. Son dos ejemplos claros de una nueva tendencia que la RDT está fomentando, que podríamos denominar ‘radio branding’. Y sí, son nueva competencia para los viejos operadores. ¿Y?
Mucho fue lo que se publicó sobre el papel de la radio durante el apagón del pasado 28 de abril. La radio se confirmó como el único medio capaz de sobrevivir a las catástrofes naturales y desde luego no gracias a las modernidades proporcionadas por ese nuevo tótem del siglo XXI que es internet, que se vino abajo en pocas horas, sino a través de sus propios canales de difusión, las ondas hertzianas. Lo ocurrido nos debe llevar a proteger este canal y, lejos de confiarlo todo a internet, pensar en que lo mejor que le puede ocurrir a la radio es que mantenga sus propios, y diferenciados, canales de difusión de sus contenidos, para ser realmente independiente de la casi infinita, desde luego inabarcable, oferta digital existente
En aquellos mercados más avanzados en la introducción de la
DAB+, como Reino
Unido, que suma dos décadas de reciente historia, este canal digital es el más
escuchado del país (43%), seguido de la FM, que todavía continúa reteniendo
audiencia (27%) y en tercer lugar de la radio en streaming, a través de
internet (11%), que crece en penetración si sumamos los smartspeakers (16%). En
todo caso, la radio por ondas sigue siendo imbatible en Reino Unido con un 70%
de la audiencia). Y, efectivamente, la oferta de radio británica ha
aumentado: los grandes operadores, incluida la BBC, han lanzado nuevas
propuestas, muchas dirigidas específicamente al target más juvenil, con
bastante éxito.
A la vista de los hechos aquí reflejados, si la radio tiene futuro, está en la DAB+, les guste o no a los privados españoles. De hecho, públicos y privados, ante la administración, están condenados a entenderse. Y lo mejor es que empiecen cuanto antes, y no esperen a que la Unión Europea, presionada por belgas y alemanes, decida publicar una Directiva en la que obligue a todos los estados miembros a establecer la DAB+ para, por ejemplo, 2035, año en el que también se produciría el apagado de la FM. Antes, inevitablemente, se produciría el apagado de la OM, que ya no tiene sentido en una red hiperdiversificada en canales (OM, FM, DAB, DAB+, TDT, App, Webs). La causa de mayor peso para tomar esta decisión se centraría en el aspecto energético (no puede continuar sine die el derroche en consumo eléctrico) y en el alto nivel contaminante que ejercen la OM sumada a la FM.
La radio debe defender su propio canal de difusión de
contenidos lineales, sin perjuicio de que esté presente, con la fuerza
incontestable de sus contenidos, en el ámbito de internet, bien a través de la
emisión en streaming, bien a través del audio bajo demanda, mal llamado según
algunos ‘pódcast’. En los primeros años de la llegada de la radio a internet,
desde las empresas radiofónicas se defendía que el canal IP era ‘complementario’
de la emisión hertziana. Luego se abogó por la radio híbrida, sostenida por
internet de un lado de la cuerda y por la FM del otro, lo que, tecnológicamente
hablando, suponía abrazar un canal más que amortizado, ante la existencia de la
RDT, muy extendida en los países de nuestro entorno más inmediato. Los privados
no sabían que más hacer para reivindicar la FM frente a esa tecnología ‘superada
por internet’ (se empeñan en defender) que era (es) la DAB+.
Pues bien, si tan convencidos están de que la radio
terminará difundiéndose exclusivamente a través de internet, realidad que no
niego, pero sitúo, en el tiempo, en el muy largo plazo, mejor que empiecen
a desmontar sus repetidores de OM y FM y eviten presentarse a los concursos de
DAB, como han hecho todas, y por supuesto en las futuras de DAB+ que convocará
el Gobierno de España, al tratarse de emisoras de cobertura nacional. Esto sería lo
coherente. Pero como el día a día es el que nos ayuda a construir el futuro, ahora
mismo los privados están a la expectativa de por dónde van a ir los tiros de ese
anuncio hecho por el Gobierno en WorldDAB, para empezar a mover ficha. Llevan
décadas intentando torpedear la llegada de la DAB+, y ya no van a poder
impedirlo más. RNE emite ya en más de 15 ciudades. Y los piratas también...
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¿Desmantelar las redes terrestres de difusión radiofónica, en beneficio de internet? Si se plantea esta disyuntiva, ocurrirá muy a largo plazo (Fotografía Pixabay) |
Sigo pensando, como se ha demostrado en otros mercados, que el éxito de la migración a DAB+ no reside (solo) en el pase de los productos existentes en FM a RDT, sino en la incorporación de nueva oferta, diferenciada de la existente, que persiga atraer nuevos públicos a la radio. Por eso, las emisoras piratas en DAB+, canal prominente en los coches cuando se arrancan, están haciendo que la audiencia descubra un nuevo canal con mucha mayor calidad de sonido, que es capaz de ofrecer una alternativa distinta a la hiperconocida de la FM. Y la industria radiofónica tradicional no puede permitirse el lujo de no estar presente en ese nuevo escaparate. No hay mucho tiempo. Las ventanas de oportunidad acostumbran a cerrarse en algún momento.